Gridhakuta o Gridhra-Kuta o Griddhraj Parvat o bien Giddhaila Pahar o, mejor en castellano, “La Cumbre de los Cóndores”, es un pico que geográficamente se encuentra en el valle de Ramnagar a 8 km del pueblo que lleva el mismo nombre, jurisdicción de Satna, Provincia de Madhya Pradesh, República de la India. Esto, claramente, no nos interesa.
La Cumbre ha tenido cierta repercusión simbólica, tanto para el Hinduismo, el Budismo como para la llamada Tradición, óptica que destacamos especialmente en tanto que nos permite desvelar el sentido metafísico y por tanto universal del hombre como puente entre el Cosmos y la Tierra, estudiado desde sus aspectos constitutivos, su obra y su circunstancia.
Se dice que Gridhakuta ha sido el lugar de nacimiento de Sampati, vástago de Arjuna, y también ha sido el lugar predilecto de encuentro para la primera sangha budista, donde el gran Siddharta Gautama reveló las más preciosas gemas del Dharma. La corriente Mahayana, v. gr., asevera que el Sutra del Corazón fue recibido en ese mismísimo lugar, junto con tantos otros sutras del Prajnaparamita.
Del Sutra del Loto puede leerse:
“Entonces, en esta asamblea de monjes
aparezco en la Santa Cumbre de los Cóndores”.
“Tales son mis poderes divinos,
a lo largo de incontables eones,
siempre he vivido en esta Santa Cumbre de Cóndores”.
Por su parte, decía Julius Evola que los Ariya, los Hombres de la Tradición, la nobleza espiritual, aún moran en la Cumbre de los Cóndores.
Hablar, pues, de una Cumbre de Cóndores es hablar tanto del Edén, de Shamballha, Zión, Angkor, Thule, pero también del existente Monte Athos o del Colegio del Espíritu Santo en Thelema, y acaso también de las utopías renacentistas, como sería el memorable caso de Cristianópolis. No importan los límites espaciotemporales, como destilar el mito y el conjunto de arquetipos detrás de la geografía, la idiosincrasia y la religión.
Evola ha dicho que: “el hombre tradicional se nos debe presentar como un tipo bastante libre en cuanto a vínculos y formas exteriores, pero muy sólidamente radicado en aquello que es fondo común invariable, perenne de toda gran tradición histórica”.
En la Tradición se habla del Centro del Mundo, relacionado a un estado de consciencia primordial y a una edad primordial, a una fuente de la cual brota la Gnosis, el epicentro de la R.O.T.A., un lugar de estabilidad en medio del desorden, el ojo de la tormenta, un polo, un eje.
Para René Guenón “un centro espiritual cuya localización en una región determinada, por lo demás, puede entenderse, según los casos, literal o simbólicamente o en ambos sentidos a la vez. Toda ‘Tierra Santa’ se designa además por expresiones como las de ‘Centro del Mundo’ o ‘Corazón del Mundo’… una región donde estaba establecido un centro espiritual dotado… de un papel comparable al del Templo de Jerusalén para los hebreros… imagen visible del ‘Centro del Mundo’ para el pueblo que habitaba la región donde estaba situado… la comparación con el corazón se aplica generalmente a toda tierra a la cual se atribuya carácter sagrado y ‘central’ en sentido espiritual, cualquiera fuere su situación geográfica… Los centros espirituales tienen todos una constitución análoga, y a menudo hasta en muy precisos pormenores, porque son otras tantas imágenes de un mismo centro único y supremo, solo el cual es verdaderamente el ‘Centro del Mundo’, pero del cual aquéllos toman los atributos como participantes de su naturaleza por una comunicación directa, en la cual reside la ortodoxia tradicional, y como representantes efectivos de él, de una manera más o menos exterior, para tiempos y lugares determinados… existe una ‘Tierra Santa por excelencia, prototipo de todas las otras, centro espiritual al cual todas las demás están subordinadas, sede de la tradición primordial, de la cual todas las tradiciones particulares derivan por adaptación a tales o cuales condiciones definidas de un pueblo y de una época”.
Este lugar que, en la historia, en el devenir, es un lugar secundario, respecto del primigenio Centro del Mundo, a las puertas del Kali Yuga acaso un lugar inexistente, representa por antonomasia un espacio de poder espiritual en el que uno puede conocer y experimentar el Ser sin ninguna clase de aditivos, en su estado puro, original, auténtico. El Ser mal puede constituirse en el hacer (el cogito cartesiano), sino que no puede haber un hacer sin que exista un Ser, so pena de redundar esclavo o, mejor, hilota, pashu. Este espacio es una perforación en la trama de las fuerzas horizontales que caracterizan al hombre moderno.
Criados en el lecho de Kali, decidimos no perder la cabeza sumidos en la inercia como un Loco, en la imposibilidad del otio, corriendo detrás de cuanto Objeto Alfa nos seduzca. Quizás esta Cumbre pueda ser vista como un intento de bajar al Olam Ha Assiáh las sugestiones recibidas al tropezar con un Koan, al rasgarse el tantra del Demiurgo.
Podría decirse también que existe un lugar terciario. Así como tenemos un Centro del Mundo original y diferentes centros de poder secundarios (embajadas), algunos de los cuales aún perduran, como el Monte Athos, tenemos además un lugar terciario o un conjunto de lugares terciarios (consulados) que son totalmente desconocido y pertenecen a la obra del “permanecer de pie en un mundo en ruinas”; i.e. al campo de acción más próximo. Y este consulado, cabe decir, es el círculo mágico de quien permanece de pie junto a otros. Este círculo en la Tradición Nath se llama Zónula o Zónula de las Sombras o Asiento del Dragón, pero también puede ser llamado Sangha por los budistas o acaso Familia, Clan o Logia en otros modelos o mapas del Sendero.
Esta Cumbre se propone facilitar herramientas para la reconstrucción endógena del antakarana, pero también exógena, al sustraer una porción del espacio y tiempo de la tendencia que empuja al hombre moderno. No sólo seremos cultores de la realización espiritual y de la cosmovisión tradicional, sino que bregamos por afianzar un consulado de Shamballha en algún lugar del globo.
Gridakuta es también, en este sentido terciario-exógeno, un proyecto que consiste en establecer una comunidad hieromonástica autosuficiente en el Valle de Punilla, Provincia de Córdoba, República Argentina; una suerte de Zona o Zónula Autónoma de Poder, necesariamente temporal, como todo, sobre la base de principios tradicionales.
Hakim Bey definió a las zonas autónomas como: “una forma de sublevación que no atenta directamente contra el Estado, una operación guerrillera que libera un área -de tierra, de tiempo, de imaginación- y entonces se autodisuelve para reconstruirse en cualquier otro lugar o tiempo, antes de que el Estado pueda aplastarla”. Si sustituimos “Estado” por “Sistema”, la vigencia de la definición se nos hace más próxima.
Acaso los tres principales referentes que hemos tomado en cuenta como fuente de inspiración son: el Monte Veritá en Ascona, el Estado Libre de Fiume, y el zónulo nómada de Ungern-Khan.
De esta manera, Gridhakuta es una idea, en el sentido platónico de su expresión, como una objetivación pura de la cosa en sí, acaso exclusiva para el sujeto avolitivo del conocer. Schopenhauer ha dado cuenta de su genialidad intuitiva, lo suficientemente acabada como para oficiar de punto de partida, pero sólo de punto de partida, toda vez que su comprensión del dispositivo representativo carece de la suficiente profundidad como para la Psicología, la Magia y la Tradición.
Esta Cumbre, por todo lo expuesto, en tanto consulado, es un servicio. No sólo podremos compartir una manera de ver las cosas, sino también brindar testimonio de los propios destellos de la Gnosis Kardias en la Obra del Ángel (individuación thelémica) y en la Obra del Abismo (nirvana). Daremos cuenta tanto descubrimientos como tropiezos, una interpretación experimentada del Dharma, pero también podremos dar cuenta de nuestros éxitos y fracasos alrededor de nuestra zónula cordobesa. Al mismo tiempo, tenemos pensado ofrecer traducciones de suttas, sutras, tantras y agamas, libris thelémicos, como también ofrecer instrucción y experiencia en materia de autosuficiencia, llegado el caso.
Así pues, henos aquí, entes sensibles y reflexivos del Kali Yuga que nos hemos propuesto un Nuevo Régimen, la Vida antes que la supervivencia, régimen al que solo podemos honrar con fanatismo, en su más pura acepción etimológica, explorando jhanas, practicando magia, traduciendo, escribiendo, construyendo una chacra hieromonástica, pero, por sobre todo, compartiendo y sirviendo con bodhicitta.
